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El marxismo en el Perú (página 2)




Enviado por tauripiedra



Partes: 1, 2

2. – Por la Unidad Política de América
Latina.

3. – Por la nacionalización de tierras e
industrias.

4. – Por la Internacionalización del Canal de
Panamá y

5. – Por la Solidaridad con todos los pueblos y clases
oprimidas del mundo.

Mariátegui aceptó el planteamiento de Haya
de la Torre y en 1926, al fundar la revista "Amauta", lo pone al
servicio del proyecto. Sin embargo, el Apra no tuvo organicidad
en el Perú, pero si estuvo activo con células en
algunas ciudades del extranjero formado por exiliados peruanos,
entre ellas, Méjico, Buenos Aires, París, La Paz.
La principal razón para que en el Perú el Apra no
tenga organicidad, era que Haya de La Torre estaba desterrado y
Mariátegui por esa época (hasta 1927) -en una
posición muy singular- tenía mentalidad
"espontaneista", pensando en que la lucha directa de los pueblos
llevaría al socialismo o en todo caso empujaría a
organizaciones pequeñoburgesas para que enrrumben el
movimiento al socialismo, poniendo el ejemplo de China y
Méjico. Al fracasar esos movimientos, Mariátegui
saca la conclusión de que es necesario un partido
revolucionario de claros principios marxistas, ya que las
organizaciones pequeño burguesas, atrapadas entre el
imperialismo y el pueblo, a la final optan por el imperialismo.
Haya de la Torre todo lo contrario, reivindica las direcciones
"pequeño burguesas" del proceso chino y mejicano,
intentando convertir al Apra en el Kuomingtang latinoamericano,
después que esa organización (en 1927) había
asesinado a miles de revolucionarios.

En 1928 Haya de la Torre, en vez de su proyecto de un
frente único, intenta fundar un "Partido Nacionalista"
lanzando prematuramente su candidatura a la presidencia de la
república, lo que es rechazado por Mariátegui como
"caudillismo pequeñoburgués", proponiendo como
alternativa el proyecto inicial para formar un gran frente. Ese
año Mariátegui funda el Partido Socialista y el
quincenario "Labor", y en 1929 la Confederación General de
Trabajadores del Perú (CGTP).

El Partido Socialista se reclamaba de obreros y
campesinos, en tanto la clase obrera y los campesinos (de las
comunidades andinas), eran pilares en el proyecto socialista.
Esta propuesta de partido en Mariátegui era diferente a la
propuesta stalinista que entre 1926 a 1928 también
promovía partidos de obreros y campesinos pero delimitaban
la revolución dentro de los marcos burgueses para
desarrollar el capitalismo.

Mientras vivió Mariátegui el stalinismo no
prosperó en el Perú, y Haya de la Torre y el Apra
fueron reducidos a su mínima expresión, por lo
cual, para lanzar su candidatura a la presidencia, Haya de la
Torre lo hace a nombre de un inexistente "Partido
Nacionalista".

El 16 de abril de 1930 muere Mariátegui
polemizando con la tercera internacional stalinista y con el
"caudillismo pequeñoburgués" de Haya de la Torre.
En mayo se cambia de nombre al Partido Socialista por el de
"Comunista", simbolizando su sometimiento a la dirección
stalinista por mediación de Eudocio Ravines. El partido
aprista se funda en setiembre de ese año, siendo su primer
secretario general Luís Eduardo Enríquez, que a la
postre denunciaría al Apra y Haya de la Torre como "La
Estafa Política más Grande de América
Latina"
, conforme al título de su libro aparecido en
1951.

En realidad, en 1924 y años posteriores, el APRA
-aparte de su programa de cinco puntos- no tenía ideario
preciso, coherente. Haya de la Torre se decía marxista y
en sus artículos de la época -recopilados en 1927
en su libro "Por la Emancipación de América
Latina
"-, se caracterizaba por su radicalismo, a veces
extremo, por ejemplo cuando en 1925 escribió que las
comunidades indígenas servirían de bases para
extirpar desde la raíz la propiedad en el agro. En 1928
cuando rompe con Mariátegui, Haya de la Torre se niega a
llamarse públicamente socialista, menos marxista, aunque
en secreto, al comunicarse con sectores revolucionarios, no
escatima en utilizar terminología marxista. Ya muerto
Mariátegui, Haya de la Torre se reclama auténtico
marxista, criticando al "marxismo congelado" de Moscú. No
obstante la claudicación de sus líderes, el aprismo
en América Latina se mantiene hasta la década del
cuarenta a la izquierda del stalinismo.

Mariátegui vaticinó que luego de una
"temporal borrachera nacionalista", el aprismo
caería en brazos del imperialismo.

Al estallar la gran crisis mundial de los años
treinta, los trabajadores, organizados políticamente en el
Partido Socialista transformado en comunista y en el aprismo,
mostraron en todo momento su espíritu de lucha,
sucumbiendo por falta de orientación. Los comunistas
(stalinistas) permitieron que el aprismo, de corriente
arrinconada y sin organicidad en el Perú, se abriera paso
como alternativa de masas contra la oligarquía.

Haya de la Torre, conforme lo exponemos en otro
capítulo21, decía que la clase obrera peruana es
minoritaria, incapaz de liderar una revolución. Pero el 7
de julio de 1932 estalla en Trujillo una revolución obrera
popular liderada por sindicalistas apristas -de las haciendas de
caña de azúcar-, que entendían al aprismo
como la forma de ser marxista en América Latina. Los
insurrectos tomaron por asalto un cuartel militar, se apoderaron
de la ciudad, -por ese entonces Trujillo era la ciudad más
importante luego de Lima- destituyeron a las autoridades
oficiales reemplazándolas por otras, creando un poder
popular que irradió su acción hasta las
serranías de Ancash. Fueron derrotados por falta de
coordinación en el ámbito nacional y por falta de
orientación política. Los principales
líderes apristas brillaron por su ausencia, mientras el
stalinismo tildaba al Apra de "socialfascista", aunque cuando
estalló la revolución apoyaron a los insurrectos.
El gobierno de Sánchez Cerro reprimió a los
revolucionarios por aire, mar y tierra. La resistencia popular
duró cuatro días. A centenares de combatientes,
antes de ser fusilados, se les obligó cavar su propia
sepulturas en las afueras de la ciudad, en las ruinas pre
hispánicas de Chan chán. La historiografía
académica designa ese acontecimiento como la
"revolución aprista", pero aún no reconoce que
además de haber sido promovido por apristas de base, fue
el primer intento de la clase obrera peruana de organizar su
propio poder.

Del programa inicial aprista, Haya de la Torre, en su
acercamiento al imperialismo norteamericano, suprimió la
palabra yanqui. En un inicio fue crítico de la
política -de "buena vecindad"- del presidente
norteamericano Franklin Delano Roosvelt, pero pronto, para
competir con los frentes populares stalinistas, se declara
partidario de la política del "buen vecino",
maquillando su claudicación con el lema: "ínter
americanismo democrático sin imperio
".

Cuando por presiones del imperialismo Stalin liquida la
Tercera Internacional en 1943, Haya de la Torre alude al "rompan
filas" de esa organización, sindicando a Stalin como el
"mejor dialéctico", ya que la lucha -dijo Haya de la
Torre- no es entre clases, sino entre pueblos y Stalin representa
al gran nacionalismo "eslavo". En 1945 Haya de la Torre
señaló que el principal problema del Perú y
América Latina no era el económico, sino el
"complejo de inferioridad" frente a las grandes
potencias. Por esa época, mediante su teoría del
"espacio tiempo histórico", decía que del mismo
modo que Marx y Engels reivindicando la dialéctica
hegeliana superaron al hegelianismo, en el siglo veinte, Haya de
la Torre reivindicando la dialéctica marxista, ha superado
al marxismo. Años después, dijo que la
solución a los problemas es el capitalismo y la democracia
burguesa.

Legado de
Mariátegui, stalinismo, trotskysmo,
aprismo

A la muerte de Mariátegui una agrupación
de trotskystas argentinos se declaran sus discípulos y,
por mediación de ellos, su figura y pensamiento estuvo
asociado a la Oposición de Izquierda Internacional que en
1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los
precoces seguidores argentinos de Mariátegui (y Trotsky),
Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en
1930: "Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui,
socialista y revolucionario, ahora que ha aparecido toda la tropa
pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al
"humanista", al "intelectual22
". (Además de sus
escritos periodísticos, las ideas de Mariátegui y
sus divergencias con el stalinismo se evidenciaron en 1929, en la
conferencia sindical de Montevideo y en la conferencia de
partidos comunistas de Buenos Aires).

También personalidades trotskystas que
discrepaban de Mariátegui, entre ellos Liborio Justo, que
reconoció la influencia de Mariátegui en Argentina
y a la vez lo criticó como ultra izquierdista, porque
supuestamente está en contra de la "liberación
nacional", tiempo después, Nahuel Moreno clasifica a
Mariátegui entre los "positivistas" o
"neoliberales marxistas", porque para el autor de los 7
Ensayos la conquista española impuso la feudalidad, en
contra de la tesis de que el capitalismo en Indoamérica
surgió con la compraventa de mercancías desde la
conquista.

Sobre esto, recordemos que uno de los fundamentos del
positivismo, es asemejar el desenvolvimiento social al
desenvolvimiento (evolución) natural, que en su
versión conservadora, tiende a negar que en el devenir
social existan saltos, esperando los cambios con todas sus fases,
como se espera el fruto de un árbol o las estaciones del
año. Por eso, para los "positivistas" en el seno del
marxismo, -entre ellos los stalinistas- mientras no exista el
capitalismo plenamente desarrollado, no puede existir
revolución socialista. Mariátegui es ajeno a todo
eso, por lo que, desde las contradicciones de una sociedad
precapitalista, "semifeudal", proyecta una solución
socialista acaudillada por la clase obrera, encontrando en las
comunidades andinas, los pilares para la colectivización
de la agricultura.

El criterio de catalogar a Indoamérica de
capitalista desde la conquista, es una de las peores aberraciones
dentro del marxismo, en tanto deja de lado las relaciones entre
clases que a fin de cuentas sustenta todo modo de
producción. No sabemos la génesis de esta
teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de
Trotsky, de Rosa Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos
historiadores negaban la existencia del feudalismo en ese
país, Trotsky, en su "Historia de la Revolución
Rusa" esclareció que existió feudalismo, que
sólo se diferenciaba del feudalismo de Europa Occidental
por su pobreza cultural. Y a pesar de la reforma agraria burguesa
de 1861, grandes rezagos precapitalistas, entre ellos, feudales
sobrevivieron en el siglo veinte, por lo que los bolcheviques
tuvieron entre sus consignas para tomar por asalto el poder:
¡tierra para los campesinos!".

Una cosa es decir que mediante el colonialismo se
incorpora a la acumulación del capital a diversidad de
formas de vida, y otra muy distinta decir que existe el modo de
producción capitalista solo por el hecho de existir
compraventa de mercancías.

El stalinismo, en la década del treinta, tuvo
entre sus consignas para América Latina, liquidar al
"luxemburguismo", al "trotskysmo" y al "mariateguismo". Para
lo
último, la consigna era: "¡Acabar con el
Amautismo
!", es decir, con el pensamiento de
Mariátegui.".

"El luxemburguismo no es nuestra divisa en tanto
doctrina llena de errores…" "El luxemburguismo tiene poco
contacto con el leninismo…"
Pero se dice que la propia
Rosa Luxemburgo combatió el luxemburguismo.
Concluyendo: "Con Carlos -se refieren a Carlos
Liebnecht, junto a Rosa Luxemburgo líderes de la
insurrección espartaquista alemana de 1919-, con Marx
y Engels, con Lenin y Stalin vamos a triunfar, contra el
trotskysmo, el luxemburguismo y otras ideologías que
tratan de desviarnos …"

Entre esas otras ideologías está el
"mariateguismo", que es definido como "una
confusión de ideas procedentes de las más diversas
fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en
él…" "Son en realidad muy pocos los puntos de contacto
entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas
bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional
con el problema agrario, atribuye al imperialismo y al
capitalismo en el Perú una función progresista;
sustituye la táctica y la estrategia revolucionaria por el
debate y la discusión".

Se hace un llamado a la lucha "implacable e
irreconciliable"
contra el mariateguismo, que
impide la "bolchevización orgánica e
ideológica"
para colocarse a la cabeza de los
"grandes acontecimientos". Pero sería el propio
Mariátegui, aun muerto, el principal crítico del
mariateguismo: "El primero en reconocer esa esencia del
mariateguismo y por lo tanto de combatirlo sin piedad ha sido el
mismo camarada Mariátegui. Con haber muerto, no quiere
decir que pueda seguir combatiendo con nosotros contra el
mariateguismo, el aprismo, el anarquismo, el reformismo y
demás tendencias que nada tienen en común con los
intereses de clase del
proletariado23"

En otro documento se acusa a Mariátegui de
preconizar que el imperialismo, aliado a la burguesía y
los terratenientes, impulse el proceso de liquidación de
la feudalidad, criticando así mismo por oponerse a la
creación de "repúblicas autónomas"
de aymaras y quechuas. Sobre el Partido Socialista se dice que
fue conspirativo. Del aprismo de tiempos heroicos se dice que
utiliza "el arsenal contrarrevolucionario de la literatura
trotskysta (el trotskysmo no ha sido desenmascarado aún
ante los ojos de los trabajadores del Perú24…"
).

El aprismo a inicios de loa década del treinta
era catalogado por el stalinismo de fascista o
socialfascista
y Mariátegui presentado como aprista o
que no logró desprenderse de su pasado aprista. En un
informe previo al VII congreso de la tercera internacional se
dice que Mariátegui: "Conservó su
ilusión sobre el papel revolucionario de la
burguesía peruana y subestimó la cuestión
nacional indígena a la que identificaba como
cuestión campesina. En el Partido Comunista Peruano,
incluso hasta hoy, se deja sentir la presencia de diversos restos
de Mariateguismo, que repercuten en su trabajo
práctico25"

En otros capítulos hemos expuesto el pensamiento
de Mariátegui y no hace falta volver a referirnos a
él. Sólo diremos que la crítica stalinista
es una burda falsificación, semejante a los juicios de
Moscú que condenaron a muerte a la plana mayor bolchevique
acusándolos ser espías y
contrarrevolucionarios.

En la década del cuarenta se publica en
versión castellana un escrito de Víctor
Miroshevsky, -intelectual stalinista-, acusando a
Mariátegui de ser populista26, porque supuestamente
intentaba crear un socialismo basado en las comunidades andinas
al margen de la clase obrera. Entonces aparecieron "defensores"
de Mariátegui en las filas del comunismo (stalinismo)
peruano. Comenzaba, -lo ha señalado Alberto Flores
Galindo-, la canonización de Mariátegui por el
stalinismo, inaugurado con un escrito de Jorge del
Prado27.

Manuel Arroyo Posadas28 criticó en forma directa
a Miroshevsky, argumentando que Mariátegui no era
populista porque reconoció a la clase obrera como
dirigente de la revolución, recordando además que
Marx y Engels en la segunda mitad del siglo diecinueve
habían visto la posibilidad de que Rusia realice su
socialismo sobre la base de las comunas rurales. Sin embargo,
Arroyo Posadas concuerda con Miroshevsky en que la sociedad
incaica no era "socialista" como decía Mariátegui,
sino esclavista, y de que la revolución en el Perú
era democrática burguesa para desarrollar el
capitalismo.

(Cuando Mariátegui señaló a la
sociedad inca como "socialista", reconocía que era
diferente al comunismo primitivo y diferente al comunismo
moderno, con lo cual, conscientemente se apartaba de los
cánones marxistas establecidos. De las culturas de la
antigüedad, con la que menos afinidad tiene la sociedad
incayca, es con las sociedades esclavistas. El esclavismo en el
incario se reducía a una parte del servicio
doméstico y quizá a sectores minoritarios de
poblaciones mitimaes. Con la que más similitudes formales
tiene la sociedad inca es con lo que se ha llamado "modo de
producción asiático", aunque con grandes
diferencias. Ninguna de esas sociedades realizó la proeza
de los Incas: solucionar el problema del hambre y ninguna de esas
sociedades utilizó la biodiversidad para planificar su
economía con la finalidad de autoabastecerse).

Los escritos de Jorge del Prado y Manuel Arroyo Posadas,
no obstante su sentido conservador, se ubicaban a la izquierda de
la línea oficial durante el periodo de máxima
claudicación de los comunistas (stalinistas) peruanos,
época que según Luís Alberto Sánchez,
al presidente Manuel Prado (1939-1945), -representante del sector
urbano industrial de la oligarquía-, lo llamaban "Stalin
peruano". En esto, eran consecuentes con la política
stalinista de que a la coexistencia entre estados socialistas y
capitalistas corresponde la unidad entre burguesía y clase
obrera. A los críticos a esa errada política, sobre
todo en el sector sindical, los tildaron de "trotskystas". Los
rebeldes se dieron la tarea de buscar el significado de este
término ("trotskysmo") y, en unidad con disidentes del
Apra forman la primera agrupación trotskysta en el
Perú: el Grupo Obrero Marxista. En el primer número
de su prensa pusieron de portada el retrato de Trotsky y, con
letras en grandes caracteres, la palabra:
"¡Vive!".

En la década del sesenta surge el maoísmo
en el Perú que, antes que las ideas de Mao Tse Tung o las
enseñanzas de la revolución china, cargaron los
pesados lastres stalinistas, sea del periodo ultra izquierdista o
derechista, que en los últimos tiempos, cuanto más
se comprometen con las luchas sociales, tienden a
superarlo.

En el Apra, algunos líderes e intelectuales,
entre ellos Luis Alberto Sánchez, luego de muerto
Mariátegui, decían que no existieron divergencias
ideológicas entre Haya de la Torre y Mariátegui y
que la ruptura se debió a intrigas de agentes stalinistas.
También reivindicaron a su manera a Trotsky. Contingentes
de trabajadores e intelectuales que estaban en el proyecto
socialista de Mariátegui se pasaron a filas del aprismo,
que por ese entonces se reclamaba marxista y criticaba al
"marxismo congelado" de Moscú. En la clandestinidad, los
apristas primigenios se daban maña en hacer público
sus ideas que iban desde la economía a la política,
desde la religión al arte.

Trotsky, durante su exilio en Méjico,
entabló amistad con desterrados apristas peruanos. Durante
un congreso antifascista (1938) patrocinado por el stalinismo,
los apristas peruanos desterrados, -que asistieron por propia
iniciativa, al margen de su dirección-, conjuntamente a
representantes de Puerto Rico, hicieron aprobar una
resolución de condena a toda forma de imperialismo, en
contra de la posición stalinista que pedía una
condena solamente a los países fascistas.
Trotsky29, que saludo ese hecho como lo mejor del
congreso, en cierta ocasión llamó
"demócrata" a Haya de a Torre. Los desterrados apristas
protestaron porque a su criterio, el líder aprista era un
auténtico revolucionario, un socialista. La respuesta de
Trotsky fue que los demócratas en los países
imperialistas por lo general son reaccionarios, pero los
demócratas en colonias y semicolonias, si son
consecuentes, están del lado del progreso y la justicia,
por lo que en el caso de Haya de la Torre es mejor ser un buen
demócrata antes que un mal socialista. Pero aún
así, como demócrata, -concluyó Trotsky- Haya
de la Torre defecciona, porque en vez de buscar la unidad con los
trabajadores norteamericanos, se supedita a la política
imperialista de "buena vecindad" de Roosvelt.

No obstante lo anterior, incluso cuando había
claudicado en todas las formas, para pasar a defender los
intereses de la oligarquía, del gamonalismo y del
imperialismo, Haya de la Torre en 1977 escribió que
Trotsky desde su exilio en Méjico lo envió un
mensaje que decía: "Díganle a Haya de la Torre
que cuando discutimos en Rusia no lo entendí cabalmente,
pero que ahora, desde su Indoamérica lo
comprendo30
".

No pudieron demostrar la existencia de ese
mensaje.

Tres concepciones
sobre la revolución en
Indoamérica

A finales de la década del veinte surgen tres
concepciones sobre la revolución en Indoamérica: La
stalinista de la tercera internacional; la pequeña
burguesa de Haya de la Torre y la marxista de Mariátegui.
Las tres concepciones señalaban al Perú como un
país precapitalista, (semifeudal), estando a la orden del
día las reivindicaciones democrático burguesas. La
semifeudalidad, Mariátegui lo asignaba para los
países andinos, mientras que el stalinismo y Haya de la
Torre lo extendían al conjunto de
Indoamérica.

El stalinismo negaba que el imperialismo, de acuerdo a
sus intereses, promueva el desarrollo capitalista, mientras que
para Haya de la Torre y Mariátegui, el capitalismo es
impulsado por intereses imperialistas, por lo que a mayor
capitalismo hay mayor dependencia.

Para el stalinismo, era necesario que el capitalismo se
desarrolle plenamente antes de llegar al socialismo. Por eso,
hasta 1928, con toda claridad, señalaban que las
reivindicaciones democrático burguesas se
cumplirían en una revolución burguesa dirigida por
la burguesía nacional "revolucionaria", para que
desarrolle el capitalismo que implicaba a la vez independencia
nacional. A partir de 1928, se da un viraje al ultraizquierdismo
y, a cuanta organización no comulgue con ellos, se les
designaba como "socialfascista". A pesar de esto, a pesar que se
llama a formar soviets (asambleas populares), de acuerdo a lo que
expusieron en la reunión de partidos comunistas de Buenos
Aires en 1929, si bien no se menciona a la burguesía
nacional "revolucionaria" como caudilla del proceso, pero se hace
incapié en que el socialismo es un objetivo remoto en
América Latina, ya que previamente, en una serie de etapas
se debe desarrollar plenamente el capitalismo. A partir de 1933,
con la política de los frentes populares, se vuelve a le
versión original de subordinación a organizaciones
burguesas, incluyendo a las que poco antes habían
designado como "socialfascistas". En 1943, presionado por sus
socios imperialistas "democráticos", el stalinismo
disuelve la Tercera Internacional y pregona que a la coexistencia
entre estados capitalistas y socialistas corresponde la unidad
entre burguesía y proletariado, quedando el socialismo
como un objetivo remoto.

Haya de la Torre decía que la burguesía
nacional está entrelazada al feudalismo y subordinada al
imperialismo, por lo que la revolución lo
acaudillarían las "clases" medias y dentro de ellas, los
intelectuales, por mediación de un estado
antiimperialista
promotor del desarrollo capitalista
diferente al imperialista, para que posteriormente venga el
socialismo. Se debe vigilar a las clases medias para que no
evolucionen a gran burguesía, ya que sería una
"regresión" al imperialismo. A la burguesía
nacional, Haya de la Torre lo incluye dentro de su propuesta
corporativa del Congreso Económico Nacional, junto al
estado y los trabajadores, para discutir la
"realidad".

Para Mariátegui las tareas democráticas
burguesas serían impulsadas por la alianza de obreros,
campesinos y el conjunto del pueblo, pero no se detendrían
en reivindicaciones burguesas, sino que partiendo de ellas
harían avanzar la revolución al socialismo. Las
comunidades indígenas serían pilares en la
colectivización del agro, con la ayuda de la ciencia y la
técnica, inmersos en la revolución
mundial.

Mientras Stalin proclama el socialismo en un sólo
país, Haya de la Torre y Mariátegui estaban
convencidos de la necesidad de la revolución mundial para
el triunfo del socialismo. El fundador del aprismo dijo
expresamente que para que triunfe el socialismo en Rusia es
necesario la revolución mundial. Mariátegui
reivindicaba de Trotsky su internacionalismo y su la lucha contra
el burocratismo.

El stalinismo tildó a Trotsky de derrotista,
porque supuestamente está contra las realizaciones
socialistas en Rusia. Recordemos al respecto que en 1924 Trotsky
propuso la planificación de la economía para
comenzar la edificación del socialismo y fue Stalin quien
se opuso, argumentando que es la cumbre de la utopía, sin
proponer ninguna alternativa. En 1928, forzado por los
acontecimientos, el stalinismo da inicio a la
planificación mediante los planes quinquenales.

Una cosa es iniciar el proceso socialista en un
país, para concluir en el ámbito internacional, y
otro distinto, intentar establecer el socialismo en un
sólo país, cosa imposible, porque ni siquiera el
desarrollo capitalista es posible al margen del sistema
económico mundial.

Marxismo y
modernidad

Desde su aparición, el marxismo se ha constituido
en parte fundamental de la modernidad en su tendencia libertaria,
en confluencia con los demás movimientos emancipatorios,
reivindicando todo el legado progresivo de la humanidad,
promoviendo, proyectando, una nueva sociedad.

La modernidad en forma orgánica, como mentalidad
y modo de vida, adviene con el capitalismo pero no es patrimonio
de este régimen sino que lo trasciende, en tanto la
burguesía europea, sobre todo al hacerse del poder
político, reniega de las ideas libertarias modernas que en
parte utilizó para hegemonizar la lucha contra la
aristocracia feudal y son las clases populares quienes las
reivindican, cohesionándolas para la acción
política, surgiendo el socialismo.

Lo intrínseco al ser humano es la
subversión contra toda forma de opresión y
enajenación. Por eso Hegel decía que la historia es
el devenir en lucha por la libertad31, lo cual es evidente desde
los orígenes, cuando una criatura logra sobresalir por
encima de las demás especies animales, emergiendo el ser
humano, que jamás se ha postrado ante las injusticias y,
-a pesar de todas las precariedades-, desde las culturas
más primigenias ha soñado con establecer una
sociedad igualitaria y libertaria, al inicio bajo manto
mítico religioso, luego, -con el advenimiento de la
modernidad- basado en sus propias fuerzas, por que ha comprendido
que la verdad del hombre debe buscarse en el hombre
mismo.

Mentalidades conservadoras y reaccionarias tildan al
marxismo de ser una utopía, porque, según ellos, el
proyecto socialista es irrealizable. Son incapaces de comprender
que el devenir humano es una constante realización de
utopías32. No es de extrañar por eso que incluso
las tendencias libertarias de las religiones, desde tiempos
antiquísimos, se ponen del lado de los humildes,
confluyendo con la conquista de grandes reivindicaciones
populares, y además, tienen como meta establecer el
paraíso bíblico en la tierra.

En la antigua Grecia, frente a las luchas de los
esclavos por la libertad y la igualdad, Aristóteles
decía en tono de burla que la esclavitud
desaparecería cuando las hilanderías y telares
caminen solos. No imaginó que en nuestros días,
-cuando la invención humana hace posible la
creación de vida-, no sólo hilanderías y
telares caminan solos, sino también máquinas que
oradan espacios interestelares, lo cual es un indicativo de que
las condiciones materiales para establecer una sociedad
libertaria están dadas.

Hoy, el capitalismo se parece a culturas decadentes de
la antigüedad, cuyas instituciones públicas y
privadas eran copadas por la corrupción en todas sus
formas. No obstante, para sus apologistas, si es que no vivimos
en el mejor de los mundos, vivimos en el único posible.
Eso mismo decían los autócratas, los esclavistas,
los señores feudales, etc., a cuyos regímenes los
recordamos como oprobiosos.

Todas las reivindicaciones que tiendan a dignificar la
condición humana, han sido fruto de grandes luchas por
parte de las clases explotadas y oprimidas, pero siempre ha sido
una clase que se ha hecho del poder político, la misma que
ha usufructuando los mejores logros materiales y espirituales. La
explicación a esto es de que las clases explotadas no
estaban preparadas para hacerse del poder, y los intereses
particulares, privados, de la clase que ascendía al poder,
no ha llegado ha coincidir, a confluir, con el conjunto de los
intereses de la humanidad. El movimiento marxista y demás
movimientos emancipatorios -feministas, ecologistas, etc.-
encarnan en clases explotadas como la obrera y otros sectores
sociales, cuyos intereses coinciden con todos los intereses
humanos, del pasado, del presente y del porvenir.

Para los defensores del colonialismo, en el Perú
la historia comienza con la conquista. Todo lo anterior para
ellos, es "exotismo", con lo cual no solamente legitiman el
genocidio del pasado, sino también la explotación y
opresión del presente sobre las mayorías. Con el
surgimiento de movimientos libertarios, entre ellos el
anarquismo, el indigenismo y el marxismo, para lo último,
con la propuesta de Mariátegui y del primigenio movimiento
aprista que también se reclamaba marxista, se comienza a
demoler, de manera orgánica, el edificio espiritual
colonialista de las clases dominantes, surgiendo una nueva
visión en las ciencias sociales. La historia en la nueva
visión, comienza con las culturas más primigenias
que, domesticando plantas y animales, legaron, entre otras cosas,
parte de lo que hoy constituye la base de la alimentación
mundial. Y la sociedad incaica, -que ha decir de Arnold Toynbee,
está entre las siete u ocho "civilizaciones" sobre las que
se erige el mundo moderno-, a la par que la más solidaria
entre las culturas primigenias, es la única en el devenir
universal que con una economía planificada logró
solucionar el problema del hambre. Por eso Mariátegui
decía que el socialismo indoamericano tiene raíces
en nuestra tradición.

El marxismo es la concepción filosófica
más coherente de la cultura moderna, que en el Perú
irrumpe contra la sociedad de castas representado por la
oligarquía. A la par que las grandes conquistas sociales,
en el siglo veinte nuestros más insignes valores de las
letras y las artes han surgido inmersos en la inquietud de cambio
promovidas principalmente por el marxismo y otros movimientos
emancipatorios como el indigenismo. Muchos se han arrepentido de
su inicial osadía, pero su obra queda de testimonio que
dieron su voto por el porvenir.

Desde hace algunos decenios se ha propagado la idea
apocalíptica de que la historia humana ha llegado a su
fin, que lo entienden como el final de la realización de
los grandes ideales altruistas cohesionados en la modernidad,
incluyendo en el seno de las religiones, por lo que para ellos,
el final de la historia, el final de las ideologías,
significa también el final de la era moderna y el
advenimiento de la "postmodernidad".

En realidad, lo que ha sucedido, es que la
burguesía se ha tornado en una clase sin historia, en
tanto sus intereses particulares, privados, han dejado de
coincidir con los intereses humanos, con la lucha por la
libertad, renunciando a la solución de los grandes
problemas humanos y, al igual que todas las clases dominantes,
identifica su destino con el destino de la humanidad. Cuando la
aristocracia feudal europea era desplazada por la
burguesía, presentaba ese hecho como el final de la
humanidad, pero era solo el final de una clase cuyos intereses se
habían tornado arcaicos para el devenir.

Notas

1.- Mariátegui: "Lo Nacional y lo
exótico
". En "Peruanicemos al
Perú
".

2.- Mariátegui: "Oriente y Occidente". En "La
Escena Contemporánea
". (Aclaración importante:
La Tercera Internacional se creó en 1919 y no en 1920 como
dice Mariátegui)

3.- Mariátegui: "Mensaje al Congreso
Obrero"
(1927). En "Ideología y
Política
".

4.- Sobre esto ver en el presente estudio: "Las
comunidades indígenas y el socialismo
".

5.- Trotsky: "Prólogo" a su libro
"La revolución permanente".

6.- Carlos Marx viendo la perspectiva del
desenvolvimiento de los pueblos conquistados, escribía:
"El pueblo conquistador somete al conquistado a su propio
modo de producción (es lo que los ingleses hacen en este
siglo en Irlanda y parcialmente en la India); o bien se deja
subsistir el antiguo modo de producción y se limita a
obtener un tributo (por ejemplo los turcos y los romanos), o bien
se produce una interacción, de la que sale una nueva
forma, una síntesis (particularmente las conquistas
romanas). En todos los casos, el modo de producción, sea
el del pueblo conquistador como del pueblo conquistado, o el que
resulte de la fusión de los dos, es determinante para la
nueva producción que se establece."
("Fundamentos
de la Crítica de la Economía
Política
")

Se enunciaba así la distinción entre
formación económica social y modo de
producción. La primera categoría engloba el
conjunto social donde confluyen diversas formas de
producción, siendo una de ellas (determinado modo de
producción) la que predomina o hegemoniza, modificando las
"tonalidades particulares".

Sin embargo, en el contexto europeo de mediados del
siglo diecinueve inmerso en el cual Marx formuló su
teoría, una "producción determinada" (un modo de
producción) no necesariamente puede modificar todas las
"tonalidades particulares", sobre todo en países atrasados
como Alemania, donde Marx se dio cuenta que coexisten los "males"
modernos y pasados, capitalistas y precapitalistas, porque el
capitalismo no ha podido dar su "tonalidad" al conjunto, sino que
convive y coexiste, con diversas formas que conservan gran
autonomía. Esto se extrema en los países de Europa
Oriental que eran los más atrasados en el desenvolvimiento
capitalista europeo y se extrema aún más en las
colonias donde la incorporación para la acumulación
originaria del capital se vale de diversidad de formas de trabajo
coexistiendo y combinándose entre sí, con el
agravante de que en esos pueblos, en vez de configurar una
formación social inter relacionada internamente por lo
menos en lo económico, como en algunos países
europeos, los balcaniza, los divide en actividades
económicas de acuerdo a los requerimientos de las
potencias colonizadoras, hecho que aún se deja sentir en
el presente siglo veintiuno.

Los populistas rusos, que se reclamaban
discípulos de Marx, teniendo en cuenta las diferencias en
el devenir de su país respecto de Europa Occidental,
negaban que el capitalismo pueda desarrollarse en Rusia, por su
"originalidad", llegando al jingoísmo, al chauvinismo, a
la eslavofilia, proyectando como solución un socialismo
sobre la base de las comunidades rurales subsistentes, al margen
del devenir mundial. Los primeros marxistas rusos, entre ellos
Plejanov, al contrario, esperaban un desarrollo capitalista ruso
similar a Europa Occidental para que acabe con la feudalidad
subsistente y en una etapa posterior, venga el
socialismo.

Pero contrariamente a lo que creían los
populistas, el desarrollo capitalista, que se aceleró con
la reforma agraria de 1861, desintegraba la economía
rural, dentro de ello a las comunas, lo cual indujo a Carlos Marx
señalar, que de seguir así el proceso, se
"desperdiciará la más bella ocasión que
la historia a ofrecido a un pueblo para esquivar todas las
fatales vicisitudes del régimen capitalista"
("El
Capital", tomo I) Marx tenía la esperanza de que Rusia
marche al socialismo, -saltándose las fatales vicisitudes
del proceso capitalista-, teniendo de base las comunas rurales
subsistentes. Pero, a diferencia de los populistas que se
enclaustraban, Marx esperaba que paralelo a la rusa, estalle la
revolución europea para que ayude con la ciencia y la
técnica.

Sin embargo, tampoco el capitalismo se
desenvolvía de modo idéntico a Europa Occidental
como creían los primeros marxistas rusos imbuidos de una
mentalidad evolucionista, sino con grandes especificidades, entre
ellas, la coexistencia del capitalismo, incluso con
tecnología moderna, con formas pre capitalistas
subsistentes por siglos.

El populismo fue el movimiento por el que inicialmente
pasaron gran parte de los que serían preclaros exponentes
del marxismo, entre ellos León Trotsky (1879-1940), que
desde su juventud se propuso descifrar la especificidad u
originalidad del desenvolvimiento ruso, pero a diferencia de los
populistas (sus primeros maestros) que se enclaustraron en el
chauvinismo y eslavofilia, y a diferencia de los primeros
marxistas "ortodoxos" (Plejanov) que tenían a los
países adelantados de occidente como modelo a seguir,
Trotsky ubicó a Rusia en el contexto del sistema
económico mundial inmerso en desigualdades y
combinaciones, dentro del cual es imposible un devenir "lineal",
ya que el sistema mundial los engloba, impidiendo
autonomía, y las formas precapitalistas, por esa
época predominantes en la mayor parte del planeta, van
siendo incorporadas como parte de la acumulación del
capital. Esto ya estaba inmerso o intuido, en sus primeras obras,
entre ellas "1905" y "Resultados y Perspectivas",
escritos entre 1905 y 1906, ambas, teniendo de precedente la
revolución (derrotada) de 1905 y las perspectivas de la
lucha de clases partiendo de reivindicaciones democrático
burguesas que conducirían al socialismo, propuesta
conocida como teoría de la revolución perramente.
Pero es en su "Historia de la Revolución Rusa",
(publicada en 1932), donde expone de manera más coherente
la teoría del desarrollo desigual y combinado:

"El capitalismo prepara y, hasta cierto punto,
realiza la universalidad y permanencia en la evolución de
la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se
repitan las formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado
a seguir a los países avanzados, el país atrasado
no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las
etapas sucesivas. El privilegio de los países
históricamente rezagados, que lo es realmente- está
en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a
asimilárselas antes del plazo previsto, pasando por alto
toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la
flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el
pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de
América no tuvieron necesidad de volver empezar la
historia de nuevo…"

"De esta ley universal del desarrollo de la cultura
se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, la
calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a
la aproximación de las distintas etapas del camino y a la
fusión de distintas fases, a la amalgama de formas
arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada,
naturalmente, en la integridad de su contenido material,
sería imposible conocer la historia de Rusia ni la de
ningún otro país de avance cultural rezagado,
cualquiera que sea su grado
". (Trotsky:
"Características del desarrollo del Rusia".
Capítulo primero de su: "Historia de la
revolución rusa
")

Los modos de producción y las formaciones
económico sociales teorizados por Marx encuentran mayor
concreción inmersos en las desigualdades, combinaciones y
coexistencia de diversas formas de vida teorizadas por Trotsky,
tanto en el ámbito de un territorio, como en el
ámbito del sistema económico mundial.

7.- César Lévano: "La lucha por las ocho
horas en el Perú". En, La Jornada, suplemento laboral del
diario La Prensa. Lima, 29 de abril de 1975.

8.- Respuesta de Arguedas en una entrevista a un
periodista chileno. Citado por William Rowe, en: "Mito e
Ideología en la obra de José María
Arguedas
".

9. – Julio Cotler: "Clases estado y Nación en
el Perú
". IEP, LIma 1978, págs.
66-67.

10. – Virgilio Roel Pineda: "Grandezas y Miserias de
la Independencia"

11. – Víctor Andrés Belaunde: "La
Realidad Nacional
". Editorial Le Livre Libre, París,
1931. (En español).

12. – Francisco García Calderón: "El
Perú Contemporáneo".
La primera edición
fue en francés (1907).

13. – Julio Cotler: Obra Citada, pág.
122.

14. – Existe intelectuales técnico
científicos e intelectuales de las ideas. Los primeros
encargados de hacer funcionar todo el proceso productivo y los
segundos encargados de cohesionar determinada concepción
del mundo, legitimando o criticando el orden imperante. Dentro de
los intelectuales de la ideología Mariátegui
hacía la distinción ´-en el campo de la
sociedad burguesa-, entre los que defienden determinadas clases o
facciones de clase de la burguesía (o clase dominante),
que pueden ser interese agrarios, industriales, bancarios, etc.;
y los que defienden al orden en su conjunto. Un ejemplo de los
últimos a decir de Mariátegui son políticos
europeos como Nitti, Lloyd George, que les interesa el porvenir
de Europa en su conjunto, aunque no les interesa el porvenir de
los países sojuzgados.

15.- Sebastián Salazar Bondy: "Lima la
horrible
". Populibros Peruanos, Lima (s/f), pág. 28.
(Según los editores, la primera edición fue de
Ediciones ERA, Méjico, 1964)

16.- Manuel Burga, Alberto Flores Galindo: "La
mentalidad oligárquica
". En, "Apogeo y Crisis de
la República Aristocrática
". Lima,
1979.

17.- Mariátegui: "Peruanicemos al
Perú
", pág. 26.

18.- Pablo Macera: "Los proyectos nacionales".
Retablo Ediciones, Lima, (s/f).

19.- César Lévano: Obra citada.

20.- Michael Lowy: "Puntos de referencia para una
historia del marxismo en América Latina
".

21.- "Haya de la Torre y Mariátegui", en la
Cuarta Parte del presente estudio

22.- Horacio Tarcus: "Samuel Glusberg, entre
Mariátegui y Trotsky
". En la revista "El Rodaballo".
La primera parte en el Año 2, N° 4, otoño
invierno 1996, y la segunda parte en Año 3, N° 5,
verano 1996/97, Buenos Aires. La parte referida a
Mariátegui está bajo el título: "el
silencioso recorrido del mariateguismo
argentino
".

23.- "Bajo la Bandera de Lenin,
instructiva sobre la jornada de las tres "L"
(Se refieren a
Lenin, Luxemburgo y Liebnecht). Publicado en diciembre de 1933 o
en enero de 1934 por el Partido Comunista Peruano. Reproducido en
la revista "Socialismo y Participación", Nº
11, Lima, setiembre de 1980.

24.- "La Situación Revolucionaria del
Perú y las tareas del Partido comunista Peruano".

Publicado como folleto por el buró sudamericano de la
tercera internacional. Buenos Aires, enero de 1932. Reproducido
en "Socialismo y Participación"
11.

25.- Documento del buró sudamericano de la
tercera internacional, previo al VII Congreso de la misma.
Reproducido en "Socialismo y Participación"
Nº 11.

26.- V. Miroshevsky: "El "Populismo" en el Perú".
Revista "Dialéctica" N° 1 Mayo Junio de 1942, La
Habana, Cuba.

27.- El texto de Jorge del Prado fue:
"Mariátegui, marxista leninista, fundador del Partido
Comunista. Primer divulgador y aplicador del marxismo en el
Perú
". Revista "Dialéctica" N° 8,
Año 2, julio agosto 1943. El autor, a pesar de las
evidencias, siempre negó toda diferencia entre
Mariátegui y el stalinismo. Mariátegui no
fundó ningún partido comunista. Todo esto lo
abordamos en la Tercera Parte del presente estudio.

28.- Manuel Arroyo Posadas: "A propósito del
artículo "El Populismo en el Perú" de V.
Miroshevsky". Revista "Dialéctica" N° 17, Año
V, Enero febrero, 1946.

29.- Escritos de Trotsky al respecto fueron publicados
bajo el título lapidario de "Trotsky contra el Apra"
(Ediciones Clave, Lima). Hoy pueden encontrarse sus escritos en
Internet.

Fernando León de Vivero, uno de los exiliados
apristas peruanos en Méjico que asistió al congreso
antifascista, da sus testimonio en una entrevista en la revista
Claridad, Año 1, N° 4-5, noviembre 1978,
Lima.

La posición de los apristas en el congreso
antifascista era contrario a la línea oficial de su
partido, es decir contrario a Haya de la Torre, quién, por
esa época, ya había claudicado en su crítica
al imperialismo yanqui, siendo partidario de la política
de la "buena vecindad" de Roosvelt.

(Isaac Deutscher, en "El Profeta Desarmado",
señala que Trotsky escribió un artículo para
"Trinchera Aprista")

30.- Haya de la Torre: "Prólogo" a sus
"Obras Completas". Ed. Juan Mejía Baca, tomo I,
pág. XXX, Lima, 1977.

31.- Esto lo exponemos en "Historia",
capítulo primero de nuestro estudio "Barbarie y
Modernidad: el Perú en la globalización
capitalista
".

32.- Mariátegui: "La Imaginación y el
Progreso
". Incluido en "Ideología y
Política
".

Setiembre 2011

*En 1980 publicamos "Mariátegui o la
revolución permanente
". Al volverlo a redactar dio
como fruto una versión renovada y ampliada, a la cual
pertenece el texto que ofrecemos (R.H.R.).

 

 

Autor:

Rafael Herrera Robles

Enviado por:

Tauripiedra

 

Partes: 1, 2
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